miércoles, 15 de enero de 2014

12/01/2014


Hoy me desperté en el DFdespués de más de un día sin dormir. La despedida de Playa del Carmen fue atroz y experiencial: participé de una ceremonia de peyote.
No se si puedo todavía escribir sobre esa noche. El fuego, los cuerpos y la selva todavía está muy cerca como para ponerlo en palabras y no alucinar del llanto mientras escribo.
Es cierto que hay algunas palabras que me ayudan a recordarlo pero ese es el punto. Ahora quiero no regresar más a aquel momento, a aquel lugar, a aquellas sensaciones. Todo eso, ahora es lo mismo: una barra fría de metal de invierno detrás de mi nariz.
Así escrito parece pequeño y sobreexagerado por un romanticismo artaudiano sospechoso pero lo voy a hacer claro: después de lo de ayer, TODO lo que escribí en Playa parece no tener sentido ya, ni siquiera esto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario