A esta altura
ya no sé
dónde está el
mar y sus celestes
ni se dónde
estás vos
que no te
fuiste
No sé si
levantarme
despacio solo
con los brazos
y hacer sonar
los talones sobre la madera
como una tos
hueca adentro de esta casa
No sé si caminar
hasta la punta de la dársena
imaginar esto
solito
agarrado al
extremo de los dedos de los pies
y a la baba
que se adueña
de las rocas hasta inclinarme
Si no está
sucio, el mar
no se
revuelve
dijiste
y menos mal
que lo aclaraste acariciándome
como si
tuviera algo de esa espuma blanca en la cabeza
porque yo ya
estaba a punto de tirarme
te lo juro
para pedirle
explicaciones
limpiarme
y darte toda mi belleza