lunes, 30 de diciembre de 2013

27/12/2013

      
      - Una espalda de mujer medita ahora en frente mío. Fue un día en que se torno imposible no creerle a lo          invisible y desligar los ojos de las reales sensaciones. (Mañana sigo en algún café)
      
      No pude seguir en el café porque hoy el día fue extraño. De playa corta y temerosa sal (debería haber escrito MAR) después una caminata antropológica por el mercado de las vanidades del centro y después la lluvia sobre la bicicleta. Retomo el relato desde la espalda de mujer que me miraba ayer a la noche mientras empezaba a escribir. Es una espalda derecha, que está viviendo en esta casa por unos días y que desestructura esta amistad ininterrumpida con Nacho (que ahora se deja llamar Juan). En verdad, ahora que lo pienso, nuestra relación siempre se desplazo conjuntamente desde o hacia una mujer (ya sea esta real, palpable o recreada con las palabras) Por eso la presencia de Aurora (no se llama así por esa horrible parte del día sino por la militancia de sus padres que ella no desprecia pero sí parece no querer continuar por INUTIL: Aurora era el periódico comunista de Mallorca en los setenta, y Aurora era un emblemático barco soviético de las épocas revolucionarias. Sin embargo creo que ella, por corrección política, decidió darle a su nombre AVRORA, dijo en ruso ayer y sus labios se fueron uno a uno hacia adelante, el sentido literal que siempre tuvo. Ya su sonrisa y el color de su antifaz se encargarían de la metáfora.) Su presencia, decía, es fundamental: me atrevería a decir que tanto él como yo somos mejores con una mujer dando vueltas alrededor.
     Ahora también, mientras vuelvo a escribir, me mira su espalda. Desde acá puedo ver los tatuajes coloridos y amorfos que le abrigan los dos antebrazos casi por entero y los dos que escriben letras ilegibles en sus empeines (esos tatuajes los fui descubriendo de a poco, y todavía lo hago, a medida que se desvestía y caminaba con la misma direccionalidad por el living)
      Es fantástico como, queriendo recordar un día en que las creencias mayas estuvieron más presentes, me detengo en la descripción visual y texturada de un cuerpo de mujer (sombreado en las partes necesarias, brillante cuando lo desea, es cierto)
      
      - Sera posible trasladar como uno ha aprendido a comportarse con la gente de un país a las personas del        propio que uno ya conoce? No son acaso esas amistades producto de un viejo comportamiento?
      
      - Sus piernas se acomodaban a la madera. Lo fueron, sin dudas cuando tuvo menos vetas: madera caliente y   colorada como la del Este.


      - El arte es lo que está entre lo místico y lo político. Eso debe ser, y definir y destruir luego lo que lo condiciona.

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