Primero fue
el silencio
el barro (el
barrio) saliendo como personas
o hijos
colgando de los largos paraguas arruinados
y los colores
que de a poco
ya no me
olvido
Mientras tanto
acá estoy
con mi
capucha
(que lamentablemente
es suficiente)
unos labios
manchados de gritos ajenos
y las puntas
de los bigotes hacia abajo
bien abajo
por el agua
Acá adentro,
casi adentro
de mi cara
entre las
orejas y el plástico
(el resto de
mi cuerpo no existe, no marcha todavía)
suenan lentos
chasquidos de otras gotas
como abajo de
una carpa gigante que cuida la intemperie de la intemperie
pic pic pic
Y entonces
las gotitas
chasqueando
en los oídos míos
paso por paso
¿y del resto?
Me pregunto
Sí, claro que
sí
ni el
recuerdo de los muertos es parecido
al del eco de
esta lluvia adentro de mi capucha
La paciencia
con que taladra
una paciencia
de asamblea
y de
enseñanza a contramarcha
es como esta
que camina
ahora
abriendo en dos los autos
Quizás en la
sepultura de los 43
donde sea que
estén bajo la tierra
la lluvia se
escucha igual
asordinada
como los
pasos
Pero no lo
creemos y continuamos marchando
porque es
esto lo que reclaman: sus propios rostros
una seriedad
de desaparecido
una seriedad convencida
ante sonrisas electorales
un cuerpo
pesado y acompasado ante la liquidez de los otros cuerpos
los que viven
nomás para bailar
y festejar
que no están muertos
o que han matado que es lo
mismo
Es mantener
la seriedad imperturbable el objetivo
como en un
juego de chicos
de esos que
faltan, de esos que vienen
Porque el que
ríe último ríe mejor
es que no hay
otra
el que ríe último
ríe mejor porque ríe ante la muerte
y caminamos
¡Qué hermosa
necedad la de creer en la vida!
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