No sí yo también eh. Sí yo también. Tengo otras cosas. Pero
no, claro. A vos no, ¿qué? Si ya se me vas a decir que sí. No, no me abraces. Me
callo, me callo. Pero no, yo tengo mucho también. Mucho para decir sí. Mucho, ¿por qué? ¿Eh? No entiendo todavía.
Mirá mirá… encontré tu nombre hoy dos veces sabés. En una
calle, en un mapa... EN UN MAPA. Y en la hija de una pintora.
Sí, me mirás como si te interesara. No no te interesa una
mierda… sino no te quedarías callada, dirías algo. Pero es que sos tan…Todavía no entiendo, bueno sí. Los dos entendemos. Y la
verdad que esto podría no existir pero acá estamos igual, ¿no? Y mirá, se rayó
el disco… justo en ese tema donde la mujer grita. Esta casa de mierda, hace un
frió del carajo. No, no, no hace falta…
Vos gritabas, bueno gritás también, pero ahora ya no te
escucho. No mires para otro lado que parecés un perrito, o una paloma peor.
¿Te reís encima? Sí, me mirás con cara de tierna y es peor,
peor me siento. Y ahí está todo, en esa mierda de ternura que me tenés. Yo soy
como tu hermano, eso me dijiste después de empujarme del cordón. Pero te reiste
como si quisieras que te llene la boca. Ah, mirá… la otra noche… mierda, esto
va a ser difícil. No no hablemos más. No, no tiene sentido… que la otra noche
después de que te fuiste a tu cama escribí acá, y acá, una frase para vos: quiero llenarte la boca de libertad. Y
después entendí que nunca lo ibas a entender… sos tan ingenua pero tan hija de
puta. Nacho me lo dijo, me dijo que parecías una pendejita de 6. No dijo
pendejita, está bien.
¿Por que? No puedo soltar…
Soltar, eso de soltar es una farsa. ¿No sabes lo que
significa farsa? Vos fuiste una mujer nueva para mi. Fuiste, si. Has sido,
dirían ustedes. Quizás lo entiendas mejor si lo decís, decilo: He sido. Eso fue
gracioso, yo soy gracioso a veces.
Mujer nueva se... de esas que uno descubre, casi por accidente,
que también le gustan las duchas frías, y que te lavan hasta el culo ahi… donde
te vi de cerca las flores del estomago ¿te acordás? El barco de tu brazo, el
caracol que coge con el otro en la luna llena. Toda esa mierda me contabas
mientras bajaba el agua..
Y ahora seguramente lo seguís haciendo ¿o no? Con más gusto,
claro…ay ay ay, te la pasas gritando. ¿Sigo?
Nueva sí, cuando me hablabas de las palmeras, de los frutos, de
los pájaros. Una tarde, hace poco, los contaste en la playa, eran pelícanos,
rápido los contaste. Es un idioma raro el tuyo. Y ahí es cuando te dije que las
cosas simples se dicen siempre en el idioma materno. Y te gusto, sí, o eso
creo. Pero no, la verdad que no, eso es lo único que tengo, esos pensamientos
de mierda.. Yo no nadé con tiburones o me corté la muñeca con un vaso eh, ni
hablo francés ni pesqué bajo el agua con un cuchillo. Y eso es lo que te gusta
a vos, ¿o no? Sí, no levantes los hombros…
Ja, también te dije eso de los hombros y te sonreiste en su
momento. El amor se manifiesta en el movimiento de los hombros, acá y
te toque, y te moviste como pensaba. Sí, eso te gustó porque me miraste grande
grande. Todavía no habíamos visto las estrellas pero mi mama me preguntó quién
es esa chica.
Y yo no le respondí ¿sabés por que? Porque yo ya sabía todo,
todo lo que iba a suceder... sí, para algo tiene que servirme la cabeza esta... y a
la vez no imaginaba todo lo que iba a pasar. Saber, imaginar… seguro tu
religión de mierda hace una distinción entre esos dos verbos. Esa religión que
no entiendo ni comparto, ya te lo había dicho la noche en que me llevaste a
tomar cerveza y que ya me habías acariciado. Ahí es, por favor…sí, eso fue. ¿Cómo no te diste cuenta de lo que hacías? ¿Anicha no te lo dijo? Llegaste, yo
dormía mirando a la pared. NO, en realidad me hacía el dormido. Y te inclinaste
tan lindo en el suelo atrás de mi espalda, hasta dejaste correr un vientito
despacio muy lindo cuando te agachaste… y me acariciaste la cabeza, dejaste tu
mano ahí y me dijiste que no me despierte, ¿te das cuenta? Es una locura, y yo no me moví y mierda
seguiste. Entiendo demasiado mierda. Puedo analizarlo, obvio, y duele más. Y seguiste, me mirabas, con las dos manos en
la cara y después… te fuiste, sí. Te fuiste a tu cama y ¿sabés qué pasó después?
Ni en pedo te lo digo…
Respiré profundo, respiré como me enseñaste y bueno, eso…
lloré para adentro. Ahí está...
Y después me decís que yo te enseñé a soltar, que yo les
enseñé el camino a casa, a vos y a él, y toda esa mierda. Claro, siempre iba a
pasar eso. Pero a mi nadie me enseñó a soltar, vos me forzaste, y él se reía
con vos y encendía un cigarillo en cuero…
Y cuando alguien te fuerza a soltar te convertís para
siempre en un exiliado.
Y además eso de la remera qué fue eh? Me lo querés explicar?
Ah, ah… dejá. Ay sabes tu remera ha
quedado colgada allí cuando se fueron y he sentido tu olor todos estos días…dios
mío. Ya sé que mi respuesta fue una pelotudez, no me lo digas, y quizás ahí cambio todo pero no, sabés. Eso era amor, a mi no me engañás. Y tampoco podés
decirme… que esto, que lo otro...
No vas a poder decirme tampoco que ahora es lo mismo. Vos no
tenés tanto amor para dar, y te falta sentido democrático… y preocupaciones
sociales. Yo sí, yo puedo, pero amor de verdad, con remeras, con hombros, con
narices en los ojos…porque… yo nací para esto. Todo el amor que necesito, el
que no me doy a mí, a mí, es porque se lo entrego a los demás. Ahí es donde tus
creencias chocan… no me toques…
No hay comentarios:
Publicar un comentario